Los volúmenes de la disquera Bis Music: Kilómetro cero, de Ernesto Blanco; Dulce locura, de Patricio Amaro; A la felicidad, de Haydée Milanés; y Mírame, de Jackeline Vell compiten por el lauro. Por la EGREM aparece el álbum de Diana Fuentes, Amargo pero dulce
Por : Yelanys Hernández Fusté
Periodista de Diario Juventud Rebelde
Ir por caminos «seguros» no garantiza que se llegue con éxito al destino final. Puede dar un buen comienzo, pero para que funcione debe llevar también aderezos, creatividad. Pienso en ello cuando escucho las cinco propuestas que compiten por el Premio Cubadisco 2010 en el apartado de música pop.
Esta vez en concurso hay cuatro volúmenes de la disquera Bis Music: Kilómetro cero, de Ernesto Blanco; Dulce locura, de Patricio Amaro; A la felicidad, de Haydée Milanés; y Mírame, de Jackeline Vell; mientras por la EGREM aparece el álbum de Diana Fuentes, Amargo pero dulce.
Denotan esos trabajos una búsqueda por ganar en el terreno melódico, por salirse de los lugares comunes para contar las historias, y tomar así distancia de conceptos que se manejan en otras regiones del mundo.
Pues aunque algunos ven en el género elementos de frivolidad y un marcado pacto con lo comercial, la forma con que se encaran estos álbumes supera para bien esas concepciones y las propuestas están influenciadas por otros estilos oriundos de nuestro país o foráneos. Sin embargo, cuidado, pues estos discos no olvidan los términos de mercado.
Sus autores son jóvenes artistas y es precisamente ese apartado una muestra de cómo el quehacer de los más nuevos encuentra una brecha en las casas discográficas nacionales, sobre todo en un género no nacido en la Isla.
Siento que este será uno de los segmentos donde va a resultar difícil pronosticar el ganador, por el equilibrio de las entregas de los aspirantes. Cada uno de los álbumes particulariza una forma de hacer música, lo cual encuentra eco en el empaque gráfico que los envuelve.
Es el diseño uno de los aspectos que la industria fonográfica nacional no desconoce, de ahí que en estos cinco ejemplares haya un cuidado en el uso de tonalidades, fotografías..., para componer desde la gráfica también la idea que sus autores desearon ofrecer.
Las temáticas tratadas son disímiles. Allí señalan cómo ilustrar el amor, la felicidad y la forma de relacionarnos. Buscar las claves para decirlo en la actualidad les ha ocupado tiempo a Patricio, Haydée, Diana, Ernesto y Jackeline.
Dulce locura lo expresa en las 11 canciones que integran el CD, todas escritas por Patricio Amaro. Con un aire roquero, el autor regala doblemente el sencillo que da título a su producción discográfica
—uno de ellos es un remix inclinado hacia la música disco—, e incluye Nunca te olvido, un éxito de Amaro que ahora viene como bonus track.
José Manuel García Suárez y Eddy Cardoza López produjeron el álbum, además de que participaron activamente en la grabación, mezcla y masterización de este producto.
Suenan agradable al oído Ya no pienso en ti, El cielo en tu boca, Llegué caminando y la balada rock Para toda la vida, donde la guitarra es protagonista junto a la voz del cantante.
A la felicidad hace alusión en su portada a un cuadro conocido, pero también traduce en canciones lo que significa ser feliz para una artista. Diseño, fotografía y música se unen para armar ese concepto, que al decir de Haydée Milanés, es su manera personal de apreciar el tema.
Una docena de títulos enarbolan esa máxima, que para nada toma ideas idílicas y sí reales, sobre una temática en la que todos los seres humanos tenemos mucho que aportar.
La cantante referencia lugares significativos de su ciudad como sucede con En el muro del Malecón (habanero), y convoca a otros músicos para expresar sus letras, tales son los casos de David Blanco, René Espi y la propia Haydée Milanés en el track que nombra el volumen, o en No me hables —composición que realizó junto al poeta brasileño Thiago de Mello, donde toman la ruptura de una relación amorosa como conducto principal de la canción.
La cantante referencia lugares significativos de su ciudad como sucede con En el muro del Malecón (habanero), y convoca a otros músicos para expresar sus letras, tales son los casos de David Blanco, René Espi y la propia Haydée Milanés en el track que nombra el volumen, o en No me hables —composición que realizó junto al poeta brasileño Thiago de Mello, donde toman la ruptura de una relación amorosa como conducto principal de la canción.
El disco tiene otras voces que acompañan a la de Haydée, como la de Omara Portuondo (Discreta), el argentino Pedro Aznar (Espíritus que llegan), David Blanco (Puente de amor), o la de su padre Pablo y la de Robertón Hernández con la melodiosa flauta de José Luis Cortés (El Tosco) como fondo, en Yo quiero que me quieras.
La primera «brisa» que escuché de Mírame fue el tema Se me olvida. Jackeline Vell hace en él gala de su proyección vocal y nos devuelve la canción, escrita por Jesse Suárez, con una particular forma de interpretarla.
Jackeline anexa a ese conocido título otros nueve en su primer álbum. No se despega la intérprete de su proyección lírica, una especialidad que estudió en su natal Holguín. En Mírame no hay letras de la cantante, quien aseguró en la presentación del CD que fue en busca de personas que escribieran lo que deseaba expresar. De ahí que escogiera piezas de Osmani Espinosa, Jesse Suárez, Bismark Estupiñán y Antonio Alonso Brito, entre otros.
Allí emerge esa visión del romanticismo y una mirada emancipadora de la mujer en la sociedad. Así se muestra Quédate con él, Quién dice que no, Animales, Nada —cuyo videoclip obtuvo varias nominaciones a los Premios Lucas—, y Gente auténtica —video seleccionado para la campaña de prevención de las enfermedades de transmisión sexual en la Isla.
Un homenaje a la guitarra y a grandes instrumentistas que constituyen paradigmas de la vida artística de Ernesto Blanco, es uno de los motivos de Kilómetro cero, también su punto de partida discográfico.
Ernesto es el productor musical de esta ópera prima que contiene diez sencillos en los que Blanco añade al pop que produce géneros como el mambo y el chachachá.
La guitarra de Ernesto y la banda que lo sigue protagonizan dos instrumentales, Rebelión y Madrugadas. Sobresalen sencillos donde Blanco invita a su hermano David en Solo positivo y a Dianela de la Portilla en Tú y yo, pero es Reinas de la noche uno de los temas más conocidos del CD.
Diana Fuentes desanda los caminos del género donde descuellan el sencillo que titula el álbum Amargo pero dulce. También encontramos la balada Luna de vino tinto —un exquisito dúo de Diana y el trovador Carlos Varela, cuya letra firma el autor de Monedas al aire—, la canción con mezclas de hip hop Mad at me, y otras maneras de expresar la música, donde la cantante esboza su forma personal de interpretar.
Esta primera entrega de Diana junta en una decena de temas a autores reconocidos como el propio Varela y a Descemer Bueno —además director y productor musical del CD—, y por supuesto incluye composiciones de la vocalista.
Sin dudas, Cubadisco 2010 pone sobre la mesa cinco producciones fonográficas que representan a un género que ya va consolidándose en la Isla. Más que buscar a un ganador para una de sus categorías, el certamen apunta hacia la variedad de cultores que ya encuentra un reconocimiento en la escena nacional.
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