Estrenada en esta ciudad durante la XV Feria Internacional Cubadisco 2011, la enérgica danza inspirada en esa manifestación de música y baile colectivo transpira el delirante ardor, la violencia y la belleza de ese ritmo del oriente cubano.
Fernández, uno de los principales intérpretes de la contemporaneidad, se inspiró en un concierto que la agrupación centenaria de Los Hoyos le regaló hace cinco años, y la dedicó a sus músicos.
Sentados en el público de casi 2 500 personas, marcando el ritmo en las espaldas de las lunetas del Teatro Heredia, a los tocadores casi se les reventaba el pecho del orgullo en el estreno.
«En ningún caso, la obra se parece exactamente al sonido de la conga: ese volcán de música es inigualable; es una semblanza de la impresión que me causó esa manifestación cultivada en Santiago de Cuba, un homenaje», aclaró el pianista y compositor.
En 1996, Frank Fernández tuvo la oportunidad de escuchar la conga desde dentro, en medio de sus músicos formados con sus bocucos, requintos y campanas, y recuerda su paseo escrutiñador.
Confesó que el homenaje más impresionante de su vida fue aquel cuando la conga se armó para escoltarlo hasta unas cuadras más adelante a la casa de una vieja amiga en ese mismo barrio, donde vivió la familia Maceo y nació Don Miguel Matamoros.
«Andaba con un grupo de amigos, entre quienes estaba Enrique Pérez Mesa, director de la Orquesta Sinfónica Nacional, y el ritmo poseyó a todos: Nunca vi a un maestro sinfónico arrollar de esa manera», comentó jocosamente.
Luego encontró otras analogías: los santiagueros cuando oyen la conga dicen por ahí viene el piano.
Ernesto Lecuona escribió la Conga de Medianoche, pero la conga de occidente no suena como la de aquí, dijo; luego tocó y fue largamente ovacionado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario