ESTHER BORJA MEZZO SOPRANO CUBANA

Por Anaisis Hidalgo y Gislania Tamayo
Foto tomada de Internet
Publicado: 5 de septiembre de 2008

Quienes la conocieron aseguran que Esther Borja poseía voz de mezzo-soprano, cuyo cálido timbre, excelente impostación, flexibilidad y extensión vocal le permitían recorrer desde los más bellos tonos bajos de una mezzo dramática, hasta el virtuosismo de una soprano lírica.
Cantaba como reina y debía ser cierto para que el nombre de Esther Borjas quedara estampado en el listado de las intérpretes más relevantes del siglo XX en Cuba.

Con aires de inocencia cautivaba en actos y fiestas de su ciudad natal, hasta que el virtuosismo de Lecuona le imprimiera un sello de profesionalismo. Entonces dejó los sencillos cantos de ninfa para actuar en zarzuelas y operetas. Después de eso, vinieron los programas radiales, de televisión, teatrales, el cine.

Los críticos más especializados afirmaban que además de ser una mujer de delicada belleza, era una cantante de hermosa voz”, capaz de cautivar al público. Esther brillo en dos momento en su nacimiento el 5 de septiembre de 1913 y en 1935 cuando vinculada al prestigioso músico Ernesto Lecuona comenzara su fama como parte del elenco de la opereta Lola Cruz (Lecuona y Sánchez Galarraga) cantando exitosamente el vals Damisela encantadora, escrita especialmente para ella por el maestro.

De 1943 al 48 con Rombers la cantante cubana actuó con un éxito en cuarenta y cuatro estados norteamericanos. A su regreso a Cuba en 1948 tomó parte en varios conciertos en teatros y cines habaneros con otras figuras prestigiosas como el tenor Hipólito Lázaro, la soprano América Crespo, el tenor Panchito Maya, el recitador Luis Carbonell e incorporó en su repertorio las canciones modernas de los jóvenes pianistas Orlando de la Rosa, Mario Fernández Porta, René Touzet, y actúa en la poderosa emisora CMQ Radio, entre otras.

Sin embrago uno de sus imborrables huellas fue la fundación del entrañable programa Álbum de Cuba, el cual duró veintitrés años presentando figuras consagradas y artistas jóvenes cultivadores de lo mejor de nuestra música cubana.Con la marca Montilla salió en 1953 al mercado su disco antológico Rapsodia de Cuba acompañada por la orquesta de Cámara de Madrid bajo la dirección de los maestros Fernando Mulens y el español Daniel Montoro. La placa es un larga duración resumen de su afamado repertorio donde aparecen «Damisela encantadora» (Lecuona), «Mírame así» (Sánchez de Fuentes) y «Lamento cubano» (Grenet).

En vida confesó uno de los momentos más difíciles de su vida profesional:“Lo que más nerviosa me puso fue el número Ojos brujos, para el cual Luis había creado una cadencia a capella para tres voces, y yo temía quedar por encima o por debajo, es decir, no estar en la afinación perfecta.
“Pero el trabajo previo fue tan concienzudo, tan serio y era tanto el cariño y el interés de hacer una obra para siempre, que lo logramos.

"A mí y a Luis nos otorgaron una distinción especial por esta nueva grabación de la EGREM, porque aunque estaba en concurso, a decir verdad, no podía competir con ninguno, pues es un proyecto que en todos estos años —estuvo listo en 1955—, no ha sido igualado, ni en Cuba, ni en otra parte del mundo. No es vanidad, sino un halago a nuestra labor. Me siento orgullosa, porque en 56 años de carrera artística pude dejar algo para el mañana.